Opinión | La rueda

Actividad inteligente

Querido/a lector/a, actualmente, y por desgracia, para un ciudadano medio la política no aparece como una actividad inteligente que soluciona.

En todo caso, este comentario no tiene la más mínima intención de ir contra la política. ¡No! Más bien al contrario.

A pesar de los defectos de los políticos, más que de la política, una sociedad sin política sería un suicidio colectivo. Entre otras razones porque se ha visto en la historia que, cuando se dejan vacíos los espacios de organización y articulación social, son ocupados por intereses y poderes no transparentes ni democráticos. Y si advierto de esa falta de inteligencia en la política, e incluso del desprestigio, es porque la necesitamos en su más puro ser: como fuerza al servicio de la emancipación de la condición humana y, esencialmente, al de los que no tienen poder.

Es decir, que sirva a la convivencia y al bienestar social. Asuntos que son y serán imposibles de conseguir sin construir y cuidar aquello tan sensible y necesario que condenó el impresentable de Milei: la justicia social.

En todo caso, la pregunta de casi siempre es: ¿y por qué la política no saca siempre esa cara más amable? Posiblemente, porque las soluciones que se reclaman a un gobierno, a la política, no son las mismas para un propietario accionista de una empresa del Ibex que las que necesita un trabajador de la misma empresa.

Y ahí, en ese terreno de contradicción, quien tiene más fuerza y conciencia de esa fuerza impone más. No obstante, en estos momentos y a pesar de la buenas cifras de la gestión del gobierno, el que no aparezca la inteligencia de la política también tiene que ver con un PP, con una oposición, que trata más de conseguir el poder por cualquier vía que de explicar qué haría con el poder.