Reconstrucción

Puigdemont se reunió con Rovira en Ginebra para pactar la Mesa del Parlament

La reunión, tras años sin verse, sirve como un primer paso para ir recomponiendo las relaciones entre Junts y ERC, y dota de trascendencia al acuerdo

El expresdente de la Generalitat de Catalunya, Carles Puigdemont, en una imagen de archivo.

El expresdente de la Generalitat de Catalunya, Carles Puigdemont, en una imagen de archivo. / Glòria Sánchez - Europa Press

Carlota Camps / Quim Bertomeu / Sara González

La nueva legislatura en Cataluña empezó con suspense. El lunes se constituyó el Parlament y, a pocas horas de empezar el pleno, nadie se atrevía a pronosticar quién sería el nuevo presidente de la institución. El exconseller y expreso por el 1-O, Josep Rull, se hizo con el cargo y Junts consiguió hacerse con la segunda autoridad catalana después de días de negociaciones en múltiples frentes, que se intensificaron la semana pasada con una reunión decisiva: el expresident Carles Puigdemont y el secretario general de Junts, Jordi Turull, viajaron hasta Ginebra para reunirse personalmente con la secretaria general de ERC, Marta Rovira. Hacía años que, por las desavenencias entre los dos partidos, Puigdemont y Rovira habían perdido el contacto directo, y la cita supuso, en cierta forma, el restablecimiento de las relaciones. Por Suiza también despacharon dirigentes de los Comuns y el PSC, pero finalmente los republicanos se decantaron por un pacto independentista para la Mesa de la Cámara catalana.

EL PERIÓDICO ha reconstruido las negociaciones tras contactar con los equipos negociadores implicados. El esquema inicial de la negociación era que ERC contaba con más papeletas que nadie para ostentar la presidencia de la Cámara. Solo debía decidir un bando, el formado por el PSC y los Comuns o el que constituyen Junts y la CUP. La elección, sin embargo, no era fácil. Pactar con el PSC significaba para los republicanos asumir prácticamente que después tenían que avalar a Salvador Illa como presidente de la Generalitat, y pactar con Junts suponía resucitar los fantasmas de 2018 y asumir de nuevo todas las presiones para intentar investir a Puigdemont.

El 27 de mayo, el primer lunes de campaña las elecciones europeas, ERC se quita la presión de encima y asegura que deben ser el PSC y Junts quienes den el primer paso. Pese a todo, los republicanos ambicionan la presidencia. Socialistas y Comuns están dispuestos a entregársela, con el propósito de empezar a ablandarlos para luego investir a Illa. Así se lo traslada el diputado de los Comuns David Cid al principal negociador de ERC, Josep Maria Jové, a finales de mayo. También Jéssica Albiach se lo comunica directamente a Rovira. Para madurar esta vía, se emplazan a encontrarse en Ginebra, donde reside la dirigente de ERC desde 2018.

Es el miércoles 5 de junio cuando la delegación de los morados, formada por Cid, Candela López y Gemma Tarafa; se reúne con la secretaria general de los republicanos en la Suiza. "Va bien, las conversaciones son honestas. Le comunicamos que ERC debía tener la presidencia", explican fuentes del partido. Después llega el turno de la reunión cara a cara entre el PSC y ERC en Ginebra.

Puigdemont también se desplaza

Ese mismo miércoles por la tarde, Rovira -acompañada de Josep Maria Jové- se ve también con Puigdemont y Turull. La conexión entre los secretarios generales de los dos partidos -Turull y Rovira- ya había funcionado otras ocasiones. De hecho, fue una llamada entre los dos la que propició el acuerdo de final de la ley de amnistía. Sin embargo, que el expresident se desplace a Suiza dota al encuentro de una mayor trascendencia y ayuda a encarrilar la negociación posterior, que ya recae en Turull y Rovira, con vías de comunicación permanentemente abiertas.

La cita Rovira-Puigdemont empieza a gestarse la noche de las elecciones catalanas. La secretaria general recibe la propuesta de Turull de abordar conjuntamente el escenario postelectoral. Rovira acepta pero, molesta con la actitud que han tenido los posconvergentes en otras negociaciones recientes -como la de la amnistía-, exige hablar "cara a cara" y para "ir en serio". Junts decide ir a verla con Puigdemont. La secretaria general se muestra partidaria de "reconstruir confianzas", pero hace constar su malestar.

La cuadratura del círculo

Pese a la reunión con Junts, los republicanos mantienen la opción de aspirar a la presidencia y buscan la cuadratura del círculo: pactar con las dos partes y ponerle la etiqueta de la mesa de "los partidarios de la amnistía". Así, si obtienen tanto el apoyo del PSC y los Comuns, como el de Junts y la CUP, no se sentirán obligados a tener que priorizar a Illa o a Puigdemont en la posterior investidura. Sin embargo, el hecho de que el TC anule el voto de Lluís Puig y, por consiguiente, también el de Puigdemont, dificulta que los socialistas entren en el pacto, ya que había sido un recurso de su partido lo que propició el pronunciamiento del tribunal.

Si no incluye al PSC, para ERC y la CUP es importante que al menos estén los Comuns. El viernes 7 de junio la propuesta de los republicanos aún está encima de la mesa. El sábado hay un contacto entre JxCat y los morados, pero no hay entente. Los posconvergentes siempre han generado anticuerpos en el partido de Albiach, y los de Puigdemont tampoco quieren regalarles nada.

Los mensajes cruzados siguen durante todo el fin de semana, pero no aclaran qué pasará el lunes, el día de la constitución del Parlament. Junts entiende que el domingo por la tarde, incluso antes de saberse los resultados de las elecciones europeas, ya está todo asegurado. 24 horas antes avisan a Rull de que debe empezar a preparar un discurso, por si acaso.

Pero a la medianoche del domingo, con todas las papeletas escrutadas, hablan por teléfono Cid y Marta Vilalta, que reitera esa propuesta de presidencia transversal. Incluso la CUP el lunes por la mañana, por boca de Laure Vega, está dispuesta a apoyar a ERC aunque sea en un acuerdo del que finalmente no participe Junts.

Dos posibles discursos: Rull y Vilagrà

El día decisivo empieza con una ejecutiva de ERC en la calle de Calàbria de Barcelona. Poco antes de las 11 horas, todos los dirigentes entran poco a poco. Al otro lado de la acera, la vicepresidenta del Govern, Laura Vilagrà, pasea leyendo lo que podría ser un discurso de nueva presidenta del Parlament. El partido ha pensado en ella para liderar la Cámara, pero, a estas alturas, la posibilidad ya es muy complicada.

A las 12.30 horas, Junts, que sostiene que los republicanos nunca pusieron encima de la mesa el nombre de la vicepresidenta del Govern, convoca a sus diputados. Puigdemont interviene por videoconferencia desde Bruselas acompañado de Turull y comunica que propondrán a Rull como candidato a la presidencia en el pleno. Se trata de un nombre que difícilmente pueden vetar ERC y CUP, por haber sido preso por el 1-O, y que se les comunica 45 minutos antes de empezar la reunión.

En aquel momento, republicanos y anticapitalistas mantienen la discreción y evitan dar por cerrado el acuerdo. Pero, a las 14.30 horas, ERC llama a los Comuns para anunciarles que finalmente apoyarán a Rull.

A las 16 horas, los diputados de Junts entran en el pleno con cierta euforia. Pero las sonrisas se congelan durante la primera votación, cuando republicanos y cupaires votan en blanco. Hay un momento en el que incluso Rull pone cara de no entender nada. Sin embargo, se trata de un movimiento para no enseñar las cartas y evitar que PP y Vox fuercen último giro de guion votando a la candidata socialista, Sílvia Paneque. No lo hubo. Rull es coronado y el independentismo logra retener la mayoría independentista en la Mesa, a pesar de haberla perdido en las urnas.

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