Nueva legislatura

Las tres vías para la investidura en Cataluña: Illa, Puigdemont y el as en la manga de Junts

Como ganador de los comicios, con 42 diputados, el candidato socialista tiene la intención de presentarse a la investidura tejiendo acuerdos con ERC y los Comuns 

El nuevo presidente del Parlament, Josep Rull, este lunes en el Parlament de Cataluña.

El nuevo presidente del Parlament, Josep Rull, este lunes en el Parlament de Cataluña. / ZOWY VOETEN

Carlota Camps

Con el Parlament de Cataluña ya constituido, el siguiente paso es la investidura del próximo president de la Generalitat. Según la ley de presidencia, que regula su elección, es potestad del presidente de la Cámara realizar una ronda de consultas con los grupos parlamentario y proponer un candidato en los 10 días hábiles posteriores, es decir, antes del 25 de junio. Esta función deberá asumirla a partir de este mismo martes el nuevo jefe de la Cámara, Josep Rull, que tendrá tres opciones sobre la mesa: nombrar al ganador de las elecciones, Salvador Illa; designar a su propio líder, Carles Puigdemont; o activar el reloj sin candidato pese al temor a que se agote el tiempo y se convoquen nuevas elecciones.

1. La investidura de Salvador Illa

Como ganador de los comicios, con 42 diputados, Illa tiene la intención de presentarse a la investidura. Su voluntad es tejer un acuerdo con ERC y los Comuns que le permita alcanzar los 68 parlamentarios que marcan la mayoría absoluta de la Cámara. Sin embargo, los socialistas son conscientes de que difícilmente podrán cerrar un acuerdo en los próximos 15 días.

Los republicanos, que este lunes pactaron con Junts y la CUP para mantener la mayoría independentista de la Mesa del Parlament -a pesar de haberla perdido en las urnas-, ya han anunciado que someterán a una consulta interna si permiten con sus votos que Illa llegue al Palau de la Generalitat. Una posibilidad no exenta de condiciones, ya que ERC pide a cambio una financiación singular -es decir, que el Govern pase a recaudar los impuestos, al estilo del concierto vasco- y avances en el referéndum. Se trata de dos demandas difíciles para el PSC y que necesitarán de negociaciones a fuego lento.

Ante esta situación, los socialistas podrían asumir el riesgo y que Illa se someta a un primer debate de investidura, a pesar de saber que muy posiblemente sería fallida, o renunciar a ello en primera instancia y esperar a tener los apoyos suficientes para presentarse y salir victorioso.

2. La investidura de Puigdemont

También Junts ambiciona poder presentar a la investidura a su candidato, Puigdemont, a pesar de que sus opciones reales de llegar a la presidencia son remotas. Con 35 diputados y sin mayoría independentista, el líder de Junts no solo necesita a ERC y la CUP, sino también una abstención del PSC. Illa ha descartado ya esta posibilidad -en una entrevista en La 2 lo llegado a hacer incluso en cuatro idiomas- y ha asegurado que insistir en ello es "perder el tiempo". Pero los posconvergentes mantienen en que la "restitución" de su líder es posible y juegan con la dependencia del Gobierno de Pedro Sánchez de los siete parlamentarios de Junts en el Congreso.

Sin embargo, lo quieren evitar ahora es una investidura fallida de Puigdemont, ya que una derrota parlamentaria debilitaría su poder y daría alas a la candidatura de Illa, que podría presentarse como la única opción ante una repetición electoral.

Por este motivo, Jordi Turull ha dejado claro el guión de los próximos días. "No queremos hacer un Feijóo", ha manifestado en su caso en una entrevista en TV3, haciendo referencia a la investidura fallida a la que se sometió el líder popular el pasado mes de septiembre. Así, ha dado por hecho que no dará el paso de pedir su investidura hasta tener los apoyos amarrados y ha retado a Illa a ser el primero si está convencido de tener los votos necesarios para superar el trámite.

3. El "acto equivalente"

Puigdemont adquirió un compromiso durante la campaña: volvería a Cataluña para asistir a la investidura del próximo president de la Generalitat, fuera él o no el candidato, y estuviera como estuviera la ley de amnistía. Pero volver para ser derrotado en la Cámara catalana o para la investidura de su contrincante, y ante el riesgo de ser detenido al no haberse retirado aún la orden de detención que pesa sobre él, no parecen las mejores cartas con las que jugar.

Llegados a este punto, ¿qué pasa si ni Illa ni Puigdemont deciden hacer el paso en primera instancia y esperar? Podría haber otra opción sobre la Mesa, ya que hay un precedente en el que se activó el reloj hacia nuevas elecciones -hay un plazo de dos meses- sin necesidad de que un candidato se presentara a la investidura. Se trata del mecanismo que señalaron los letrados tras la inhabilitación del expresident Quim Torra para evitar el bloqueo parlamentario, y que consistía en hacer un "acto equivalente" a una investidura fallida, comunicando a los grupos la inexistencia de candidatura efectiva y el inicio de la cuenta atrás. Este podría ser el as en la manga de Junts, que ahora controla los tiempos desde la presidencia de la Cámara catalana, para poner el contador en marcha sin necesidad de desgastar a su líder.

Sea como sea, toda negociación que empiece a partir de ahora tiene una fecha de caducidad, el 25 o el 26 de agosto, según el día que se vote por primera vez un candidato en junio, momento en el que, si no se ha investido ningún candidato como presidente, se convocarían elecciones automáticamente en otoño.

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