La provincia va por delante en el cumplimiento normativo

Castellón lleva años normalizando la presencia del veterinario en el ‘bou’

Ciudades como Almassora o Vila-real están casi una década incorporando este servicio en sus fiestas

El sector taurino asume el pago, aunque esté en contra

Imagen de archivo de festejos populares de 'bous al carrer'.

Imagen de archivo de festejos populares de 'bous al carrer'. / Imagen de archivo de festejos populares de 'bous al carrer'.

Mientras las entidades que representan al sector taurino en la Comunitat Valenciana reclaman ahora con carácter de urgencia el abordaje de la presencia del veterinario en los bous al carrer, en Castellón, la provincia donde más exhibiciones de cerriles se organizan cada temporada, llevan años normalizando este requisito en sus festejos e incluyendo en sus presupuestos el coste de contratación.

Lo cierto es que la medida ha tardado en generalizarse y se ha incorporado de manera progresiva en las diferentes fiestas. Las ciudades más grandes, como Vila-real, Almassora, la Vall o Burriana, fueron las primeras en dar respuesta al inconveniente legal con el que se estaban encontrando las comisiones taurinas: la emisión de los certificados que autorizan el traslado de las reses al matadero.

Como ejemplo, los ayuntamientos de Vila-real y Almassora llevan casi una década contratando a un veterinario cada jornada de exhibición de cerriles. La Vall d’Uixó, con más de un centenar de toros por temporada, es un caso excepcional, al contar con su propio matadero. Estas instalaciones, que solo se utilizan para el sacrificio de los bous al carrer, tienen un veterinario vinculado desde el primer día, contratado por la Federació de Festes del municipio. 

Más reciente es su presencia en localidades como Morella, Nules o la Vilavella, por citar algunos de los casos que han empezado a contratar al veterinario los últimos años (entre dos y cuatro, dependiendo del municipio). En Els Ports, según informa Javier Ortí, también son los ayuntamientos los que pagan el servicio. No es así en comisiones como la de San Juan de Nules, donde confirmaron que estas han sido las segundas fiestas en las que lo han tenido. Les ha costado 600 euros para todos los cerriles. No son pocas las comisiones de barrio o pequeñas fiestas que están en la misma situación.

Que asuman la obligación y la paguen no quiere decir, sin embargo, que estén de acuerdo, y así lo manifiestan. Organizadores consultados inciden al respecto: «No hacen más que poner trabas y como las afrontamos todas, cuando superamos un problema, nos ponen otro, y así estamos».

Castellón va por delante

La cuestión es que, ante el escenario actual, Castellón y sus fiestas van con ventaja en el cumplimiento de la ley respecto del resto del territorio autonómico, donde todavía no se habían encontrado con la tesitura de que las Ocapas (oficinas comarcales de la Conselleria de Agricultura) se negaran a firmar la doble guía como, al parecer, sucedía hasta ahora, pese a que eso suponía certificar que un toro salía hacia el matadero cuando todavía no había llegado ni al municipio.

Esta semana, Agricultura no ha dejado margen para la duda. La nueva instrucción sobre bous al carrer precisa (con la mejora de la tramitación telemática), que el certificado para llevar a los animales al matadero se deberá firmar después de la exhibición, y los veterinarios oficiales solo trabajarán en horario de oficina. El resto de las fiestas valencianas no van a tener más remedio, salvo un improbable cambio normativo por parte de la Generalitat, que adaptarse como ya ha hecho Castellón.