Opinión | BABOR Y ESTRIBOR

El paseíllo

La ministra Isabel Rodríguez ayer recordó que la esposa del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, empapelada por la Justicia, tiene los mismos derechos que el resto de españolas y españoles. La perogrullada de Rodríguez es menester encuadrarla en la dialéctica de la bandería que representa, refrescando aquella elucubración de días oscuros para las libertades: la conspiración judeo/masónica. En tal doctrina de trinchera la esposa de Sánchez ha evitado el camino judicial del general de sus compatriotas, dejando en el olvido la otra parte fundamental de la balanza: las obligaciones y la igualdad que preconiza la fiel ministra.

Garaje

En los últimos años hemos visto a altas personalidades afrontar el paseíllo de los juzgados, incluida la infanta Cristina. La señora Gómez, profesional independiente según su propio marido, entrará por el garaje de la sede judicial de Plaza de Castilla para prestar declaración. Recordar que ha sido citada, no por un cervantino allá quítame las pajas, en el marco de la causa abierta por presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios. El trato de favor decidido por la juez decana ha venido forzado por un informe del departamento de seguridad de Presidencia. Los mismos derechos tiene Begoña, defiende Rodríguez insultando a la inteligencia del paisanaje.

Begoña se ahorrará el paseíllo, confiemos en que sea captada por las cámaras donde la espera el togado Peinado, con una ristra de preguntas. Otra cosa es que la inquilina consorte de Moncloa diga esta boca es mía.

Periodista y escritor