Opinión | A fondo

Orgullo y tolerancia

Siempre he creído que el reconocimiento de cada persona, valorar su dignidad y el respeto mutuo, son los pilares sobre los que se deben construir caminos anchos y tender puentes.

Ello no significa que se tenga que estar de acuerdo con todo lo que hacen o dicen el resto de las personas. Se trata de considerar que cada cual tiene derecho a expresarse libremente, desde el respeto a los demás, y vivir según sus propios criterios éticos, morales o creencias, entendiéndolo siempre con el debido respeto hacia la sana discrepancia y, por supuesto, con la máxima de no dañar a nadie.

Así es como la tolerancia y el respeto forjan las sociedades más sanas y democráticas, convirtiéndose en valores superiores y principios fundamentales e imprescindibles para una convivencia pacífica, armoniosa y respetuosa en una sociedad. Porque reconocer, pero sobre todo aceptar las diferencias entre las personas, ya sea en términos de cultura, religión, orientación sexual o cualquier otra característica o circunstancia, nos enriquece. Nos abre los ojos a otras maneras de percibir el mundo, a otras perspectivas que nos permiten aprender de la diversidad formándonos como individuos más equitativos, tolerantes y empáticos, capaces escuchar, sin imponer a nadie nuestra forma de pensar o, incluso, nuestra forma de vivir.

Por ello, el próximo viernes día 28 de junio celebraremos el Día del Orgullo LGTBI y volveremos a tejer un arco iris para tender ese puente que une las orillas de la diversidad, la convivencia, la igualdad y el respeto al derecho y libertades de los demás. Lo haremos desde el civismo y la dignidad, recordando las revueltas y disturbios de Stonewall, ocurridos en el año 1969, lo que supuso el inicio de un movimiento de liberación para muchas personas. Una fecha enmarcada en el epicentro de un mes que se convierte, cada vez con más fuerza, en un canto al respeto, a la diversidad, a la igualdad y a la libertad. Un día también para reconocer el trabajo de muchos activistas, hombres y mujeres que cansados de esconderse y de tener miedo alzaron su voz valiente para visibilizarse y decir basta, porque también querían vivir y sentir en libertad.

Y, aunque hayan quedado lejos aquellos momentos, necesitamos parar y reflexionar lo que significa celebrar este día, en este día, dándonos la oportunidad de poner en perspectiva todo lo conseguido en el camino porque, aunque nuestro país es pionero en derechos y leyes, aún nos queda un largo camino por recorrer, sin olvidar que todavía hay países que consideran delito esta realidad.

Es el valor de la tolerancia lo que nos permite convivir en paz y armonía con personas que puedan pensar o sentir de manera diferente a nosotros mismos sin juzgarlas, ni mucho menos, discriminarlas. Es también la tolerancia lo que nos ayuda, no solo abrir la mente, sino, también el corazón para entender. Es lo que nos permite crecer como personas y, por ende, nos ayuda a mejorar como sociedad.

En Benicàssim nos sentimos orgullosos y, además, de vivir en un municipio acogedor, hospitalario, abierto y ejemplar, en el que practicamos el respeto, la tolerancia y la igualdad como parte fundamental de la esencia de nuestra ciudad y dónde nadie se siente extraño.

Hace pocos días, y enmarcado dentro de los actos de conmemorativos del mes LGTBI, me lo recordaba una mujer valiente con la que coincidí en la presentación del nuevo libro de otra gran mujer, Patricia Campos, de la que me enorgullece considerarme amiga. Y es que a veces, hasta lo más obvio, es necesario que se recuerde, sobre todo cuando se trata de Benicàssim, el lugar por el que me dejo la piel cada día para ver crecer y evolucionar, al ritmo que crecen sus familias, sea cual sea su modelo y condición.

Por todo ello, desde el Ayuntamiento de Benicàssim, reiteraremos nuestro compromiso y apoyo al colectivo LGTBI, mostrando nuestro firme compromiso con la libertad, la dignidad del ser humano y el respeto hacia todas las personas de vivir como libremente deseen, al tiempo que seguiremos trabajando para construir una cultura que celebre la diversidad y promueva la autenticidad, en todos los aspectos de la vida. Porque como decía Aristóteles: «La tolerancia es la tarea de los ciudadanos democráticos».

Pero el orgullo del deber cumplido nunca nos hará caer en la autocomplacencia y en el conformismo, porque siempre quedará algo por hacer y algo más por lo que luchar. Como unirnos en la búsqueda de una sociedad en la que la dignidad de las personas esté por encima de cualquier contienda política y por todas aquellas personas de todo el mundo que todavía siguen amenazadas y ejecutadas por simplemente expresar sus sentimientos. Por ello reivindicaremos algo tan sencillo, bonito y humano, como dejar a las personas vivir en plenitud, para sientan y amen en plena libertad.

Merche Marqués es alcaldesa de Benicàssim y senadora