Opinión | la rúbrica

Arco iris fundido a negro

Begoña Carrasco calla, porque no quiere desairar a Vox. Carrasco otorga, porque no rebate a sus compañeros del gobierno de la vergüenza. La alcaldesa de Castelló nos muestra cada día su incapacidad para apartarse de los discursos racistas, xenófobos y machistas que se escuchan en boca de sus socios pleno tras pleno en el Ayuntamiento.

PP y Vox, ahora que estamos en plena Eurocopa, viven en un eterno biscotto: hagamos como que pugnamos y peleamos, pero sin hacernos daño. Carrasco ha sido incapaz de sumarse a la moción de Compromís de recuperar la unidad de la plataforma LGTBIQ+, no sea que se enfaden sus amigos de la ultraderecha.

Excusa

Y créanme que no es más que una excusa, porque el Partido Popular lleva años votando en contra de la igualdad, como la ley de identidad de género de 2007, la ley de igualdad de trato y no discriminación de 2022 o la ley de igualdad Trans y LGTBI de 2023. Y tampoco apoyaron leyes similares en la Comunitat Valenciana en 2017 y 2018. En su política no hay colores, señora Carrasco.

No hay más que ver a su amiga y colega en València, María José Catalá, justificando que no cuelga la bandera del colectivo LGTBI en el Ayuntamiento porque tampoco lo hace con las de enfermedades como el alzhéimer o la ELA. ¿De verdad, señora Carrasco, que en su partido son capaces de comparar la homosexualidad con una enfermedad?

Su arco iris no tiene colores, como su alma, fundida en negro.

Portavoz adjunto del Grupo Municipal Socialista en Castelló