Opinión | LA RUEDA

Lo que todos saben y pocos saben

No se asuste el lector, no vamos a hablar de votaciones en unos momentos en que tampoco parece oportuno ignorar el fenómeno. Todos lo saben y pocos saben, y muchos hablan del tema con versiones diversas. Cada uno cuenta cómo le va. Nosotros, los que vamos para viejos, sabemos de esto bastante… aunque deberíamos saber más, si es que es posible.

Marco Tulio Cicerón escribió un verdadero tratado, algo así como El arte de envejecer, cuando contaba más de 60 años para, entre otras cosas, sobrellevar la vejez con paciencia y sabiduría, pues es el otoño de la vida o la primavera la muerte, según se mire. Dice que los viejos no hacen lo mismo que los jóvenes, pero hacen cosas mayores y mejores: cuentan con el consejo, la autoridad y la opinión que dan los años. Si bien, en otro sentido, no hay que negar que hay un déficit de otras facultades como, entre ellas, la fuerza física, la memoria, etc. Pero muchas cosas que son positivas, defectos atribuidos al individuo y no solo a los años. Es, en cierto modo, una juventud acumulada que hay que aprovechar. Es otra filosofía de la vida que hay que profesar. Y, sobre todo, luchar contra la vejez como se hace contra la enfermedad.

Acabo de recordar ahora el libro de la admirada Adela Cortina, sobre lo que ella llama Neurofilosofía práctica, que abarca ámbitos tales como la neuroética, neuroestética, neuroeconomía, neuroderecho, neuroretórica, etc. tendentes a averiguar cómo enfocar y orientar la acción de nuestra vida. Aplicable, naturalmente a esta etapa terminal de la existencia humana a la vejez. «Mantener una vida mental activa -afirma Cortina- llega a generar neuronas hasta edad bien avanzada». ¡Adelante!

Profesor