Okupan un emblemático y premiado edificio de Burriana y dejan sin agua a vecinos y comercios

El enganche ilegal de un grupo que okupa parte de la histórica casa Felis, en el centro de Burriana, ha dejado sin agua al resto de vecinos y comercios del edificio. Este inconveniente ha sido la gota que ha colmado el vaso para los residentes que alertaron ayer a la Guardia Civil para denunciar la situación. Los problemas vienen de meses atrás, cuando el piso fue realquilado a un grupo de temporeros cuyo número no se ha especificado. 

Uno de los afectados explica a Mediterráneo que «todas las tardes hay mucho movimiento en el piso, escuchamos cómo mueven muebles, por lo que intuimos que son muchas personas y tienen que hacer sitio para alojarse, aunque es un inmueble muy espacioso».

Hará cosa de cuatro días que observaron que no disponían del suministro de agua. Al ser un bloque antiguo el sistema es comunitario. Acudieron al cuarto donde están los motores y corroboraron que se había efectuado un desvío ilegal con una manguera. 

Los okupas habían conectado el conducto a un grifo de agua directa y lo habían enlazado hasta su vivienda. Este periódico pudo comprobar de primera mano cómo, además del perjuicio de la falta de agua, la entrada al edificio acumula una serie de daños, como la ausencia de puerta en la cabina del propio sistema de agua y varios escalones deteriorados. 

Posibles soluciones

Con todo, la intervención de los agentes de la Benemérita posibilitó la recogida de datos para una futura solución a estas circunstancias. Asimismo, todo apunta también a que el propietario está informado y es el que tendrá que tomar cartas en el asunto, ya que esta situación provocó que una residente abandonara la vivienda por no sentirse cómoda y segura.

Finalmente, la comunidad de vecinos contrató el servicio de fontanería, que estuvo trabajando durante toda la tarde del viernes para dar con la avería y recuperar el suministro.  

Reconocimientos de arquitectos

Se da la circunstancia que este inmueble de la calle Virgen de la Saleta, esquina camí d’Onda, fue reconocido en 2011 por el Colegio de Arquitectos de Castellón, el colegio autonómico (Coacv) y el registro Docomomo de edificaciones modernistas como una construcción digna de ser conocida por la población y conservada para las futuras generaciones al destacar por su diseño esquemático.

Es uno de los pocos ejemplos que perduran del racionalismo valenciano y se alzó entre 1935 y 1936, con diseño de Enrique Pecourt, quien fue arquitecto del consistorio y creador, entre otras construcciones, del mercado municipal.