El Consell no afloja con el veto a las quemas e insiste en que el riesgo de incendios sigue

La Conselleria de Justicia asegura que desde que entró en vigor la normativa la situación de los bosques se ha agravado

Un agricultor de Vila-real con restos de naranjos en una finca citrícola que se encuentra en transformación.

Un agricultor de Vila-real con restos de naranjos en una finca citrícola que se encuentra en transformación. / Gabi utiel

Elena Aguilar

Elena Aguilar

La Generalitat valenciana no está dispuesta a abrir la mano y flexibilizar la resolución que, desde el pasado 15 de abril y con el objetivo de evitar incendios, prohíbe las quemas de restos de poda en aquellas fincas que se encuentren a menos de 500 metros de terreno forestal. Pese a los agricultores de Castellón consideran un «sin sentido» un veto que estará en vigor hasta el 15 de octubre y alertan de las consecuencias de no poder quemar, la Conselleria de Justicia se reafirma. Es más, argumenta que la situación de los bosques lejos de mejorar, empeora. «El riesgo de grandes incendios continúa vigente», insisten desde el departamento que dirige Elisa Núñez.

Tras cinco semanas con las quemas agrícolas prohibidas, los agricultores de Castellón denuncian que en decenas de fincas de la provincia la situación es insostenible. Tal y como publicó este periódico, el veto a esta práctica está provocando que los restos de poda se acumulen en el suelo en aquellas fincas citrícolas donde las máquinas trituradoras no pueden acceder. En otros casos, los productores de naranjas y mandarinas han optado por no podar, una decisión que según explican repercutirá negativamente en el tamaño de la fruta de cara a la próxima campaña citrícola. «No podemos aguantar más y si o sí necesitamos gestionar la poda», explica Carles Peris, secretario general de la Unió Llauradora, una organización que ya ha solicitado una reunión conjunta y urgente con las consellerias de Justicia y Agricultura para pedir una flexibilización de la normativa.

Los agricultores reclaman a la Generalitat que afloje y que la prohibición de quemar restos de poda afecte solo a aquellas parcelas que se encuentren a menos de 100 metros de terreno forestal o que se tenga en cuenta el riesgo real de incendios. «Entre 6 y 15 de este mes de mayo la mayoría de días el riesgo de incendio era bajo y, sin embargo, la normativa no cambió», explica Peris.

La visión de los agricultores contrasta con la de la Conselleria. «Desde la aprobación de la suspensión de las quemas el 15 de abril, la situación en los bosques valencianos se ha agravado, aumentando el efecto de la sequía meteorológica debido a la ausencia de precipitaciones, en la humedad de la vegetación, que todavía es más baja», argumentan.

Aunque la normativa veta las quemas con carácter general sí establece algunas excepciones por motivos fitosanitarios o cuando se trate de fincas en transformación. La Conselleria, de hecho, ha actualizado los datos y asegura que desde mediados de abril y hasta el pasado viernes ha recibido 44 solicitudes de autorizaciones excepcionales de quema y ha emitido 36 informes favorables.  

A Carles Peris esas cifras le resultan ridículas. «Hay miles de fincas afectadas y solo se han hecho 44 solicitudes. Si ahora nos pusiéramos a hacer solicitudes de todas las parcelas que tenemos por quemar, colapsaríamos el servicio se Sanidad Vegetal», insiste. 

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