El precio medio del alquiler en la provincia de Castellón ya roza los 650 euros

Mediterráneo hace un análisis de todos los pisos de alquiler que hay en la plataforma Idealista en los principales municipios

En casi cualquier caso, hay que pagar al menos 500 euros al mes para poder arrendar una vivienda

La ciudad más barata es Onda, con 501 euros, y la más cara es Vila-real, con 815

Alquilar un piso en Castelló cuesta 800 euros de media

Una vivienda en alquiler al pie de la N-340 a su paso por les Alqueries.

Una vivienda en alquiler al pie de la N-340 a su paso por les Alqueries. / P. R. O.

Pablo Ramón Ochoa

A los jóvenes, con el alquiler, les pasa lo mismo que a Camilo Sesto en aquella canción: ya no pueden más, siempre se repite la misma historia. Y lo que es peor, cada año no se repite estrictamente, sino que el problema se agrava. Las cifras son lapidarias. Si un joven quiere alquilar un piso en solitario, de media debe entregar a su casero el 91,7% del salario que gana trabajando. Nueve de cada diez euros se van en el alquiler del inmueble si una persona entre los 19 y los 35 años quiere emanciparse sola.

Así lo dice el observatorio del Consejo de la Juventud de España, en su informe relativo al primer semestre de 2023, donde añade que el sueldo neto de los jóvenes valencianos es de poco más de 10.000 euros anuales. Las cifras están detalladas por autonomías y no por provincias, así que el dato pertenece a la Comunitat Valenciana y quizá Valencia y Alicante echen un poco para arriba el porcentaje respecto a Castellón, que tradicionalmente presenta unos alquileres un poco más bajos que la media.

Pero es que en Castellón, especialmente en la capital, ya hay muchos casos de pisos por encima de los 700 euros. Según un análisis de este diario de todas las viviendas que están en alquiler en la provincia publicadas en la plataforma Idealista a fecha del pasado jueves, la media de los alquileres en Castelló ya es de justamente 800 euros. También se ve que aún es posible conseguir piso por 500 o 550 euros (aunque esa cifra ya se llevaría la mitad, o un poco más, del sueldo medio de los jóvenes, algo desaconsejable teniendo en cuenta que la recomendación histórica es dedicar un tercio del salario al alquiler). Sin embargo, aunque hay alguna opción más barata, de las 150 viviendas listadas en Castelló, tan solo 19 bajan de los 600 euros (el 12,6%) y solo tres presentan precios inferiores a los 500 euros (dos estudios y un inmueble de apenas 42 m2). En el centro de la ciudad, el precio más barato encontrado es de 550 euros.

Vila-real, por las nubes

Y si el panorama de Castelló es mareante a la vista, el de Vila-real es aún más difícil de resolver. En una ciudad de poco más de 50.000 habitantes, el precio medio del alquiler son 815 euros en las tan solo 26 viviendas ofrecidas en alquiler. Solo hay un piso por 500 euros (en la calle Forcall, de 70 m2 y tres habitaciones, que visto lo visto es una ganga) y el siguiente más barato está ya en 600 euros.

El tercer puesto de este vertiginoso ránking lo ocupa Almenara, con 753 euros de media en las nueve viviendas consideradas por Mediterráneo, ya que el de esta localidad es un mercado adulterado por la aparición de más y más alquileres vacacionales que figuran engañosamente listados en la pestaña de arrendamientos comunes (Idealista tiene una pestaña exclusiva para alquiler vacacional, pero muchos propietarios e inmobiliarias se saltan esta categorización).

El valor mensual medio de los pisos en la provincia de Castellón.

El valor mensual medio de los pisos en la provincia de Castellón. / MEDITERRÁNEO

Por esta contaminación, en la lista no aparecen los datos de localidades turísticas como son Benicàssim y Peñíscola, donde es muy complicado determinar la veracidad de los alquileres. Tanto en Almenara como en Vinaròs, Benicarló y Moncofase han considerado solo los alquileres de todo el año y, como mínimo, ofertados entre septiembre y junio, una opción que puede convenir a profesores y maestros, pero que roza la línea entre lo permitido y lo abusivo.

Un lugar donde la situación se está descontrolando es precisamente en Moncofa, donde hay una oferta de 34 alquileres para sus 7.400 habitantes, debido en parte al exceso de construcción en los años previos a la crisis de 2008, que impactó de lleno en esta localidad. Durante la última década, este pueblo costero se convirtió en una especie de paraíso de los alquileres baratos para personas de la Vall d’Uixó, Sagunt o Nules. Se podían conseguir fácilmente alquileres por 300 o 400 euros, pero el precio medio ya es de 668 euros. Más del doble. Este diario ha podido constatar cómo un ático en una urbanización que alquilaban por 300 euros en 2021, lo ofrecen esta semana por 790 euros. Es un incremento del 263%.

Poca oferta

En una localidad vecina de Moncofa, la Vall d’Uixó, mantienen algunos de los alquileres más asumibles de la provincia, con 566 euros de media. Pero el problema allí es otro, pues la Vall tiene más de 31.000 habitantes, pero apenas hay listados seis pisos. La oferta es raquítica y el consistorio es consciente de que el problema hizo que «muchos jóvenes se fueran a pueblos de alrededor porque el alquiler era más asequible, aunque ahora en esos municipios también han subido los precios», según puntualiza la alcaldesa de la Vall, Tania Baños (PSPV), consultada para este reportaje.

Dos viviendas en construcción en la Vall d'Uixó, donde solamente hay seis viviendas listadas en alquiler.

Dos viviendas en construcción en la Vall d'Uixó, donde solamente hay seis viviendas listadas en alquiler. / P. R. O.

«Es evidente que España tiene un gran reto para conseguir que la vivienda sea un derecho y uno una mercancía. Es necesario impulsar la vivienda pública, ya que estamos muy por debajo de la media europea», afirma la vallera. La vivienda pública es un objetivo político compartido con la Generalitat y la Diputación (ambas en manos del PP), pero hasta ahora siguen faltando pasos para dar. Baños pide «tejer colaboraciones entre las administraciones para dar soluciones efectivas».

«Creo que se da un efecto contagio. Si un propietario ve que el resto de alquileres están altos, él también lo hace», analiza la alcaldesa.

La alcaldesa de la Vall d'Uixó, Tania Baños.

La alcaldesa de la Vall d'Uixó, Tania Baños. / Toni Losas

Onda, con 501 euros de media en sus 14 viviendas ofertadas, es la localidad más barata de la provincia entre las 13 analizadas. La media de esas 13 da como resultado 642 euros por alquilar un piso. Entre las demás, destaca la problemática de la ausencia total de alquileres en la Castellón Vacía. No ofrecen ningún alquiler en Morella y Atzeneta, uno en Vall d’Alba, Alcalà, Altura y el pueblo de Cabanes, y solo tres en Montanejos.

Un sistema que no se aplica

El Gobierno central ha puesto en marcha en marzo su esperado sistema estatal de referencia de precios de alquiler, que según el Ministerio de Vivienda pretende ofrecer «un rango de valores de precios como referencia», de todos los pisos del país. El tema es que el Ejecutivo reconoce que este sistema es «a título orientativo» y solo se aplica si las autonomías lo solicitan para sus territorios, calificándolos como «zonas tensionadas». Solo Cataluña lo ha solicitado hasta ahora. La Generalitat valenciana de Carlos Mazón no tiene previsto aplicarlo aquí, y el PP ha recurrido la ley de vivienda.

Para lo único que sirve hoy es, pues, para que el inquilino tenga una referencia de cuál es el precio que el Estado cree que debería pagar por su alquiler y la diferencia que existe entre eso y el precio por el que el casero se lo deja. 

Volver a casa de los padres o sobrevivir en la burbuja

El caso de Selene se enmarca en el de los precios disparados, de los que están en esas páginas de los portales de anuncios que asusta mirar. Ella vive en un piso que se encuentra en la zona de El Corte Inglés, en Castelló. Empezó pagando por alquiler 650 euros hace cuatro años y ahora, después de varios incrementos del propietario, desembolsa 790 euros por la misma vivienda. Si se hace la multiplicación anual, Selene debe dedicar 9.480 euros al año al alquiler. Casi 10.000 euros que no redundan en patrimonio personal, ni constituyen una inversión como podría serlo una vivienda propia, pues van a parar al bolsillo del propietario. 

«Yo creo que el tema vivienda ya se ve simplemente como un negocio más, la gente tiene muchas propiedades para sacar beneficio y, si alguien la va a poner en peligro, lo sacan. Yo lo puedo llegar a entender si alguien deja de pagar, pero en general dejan de verte como una persona y te ven como un activo», opina Selene entrevistada por Mediterráneo sobre la vorágine rentista. Ella incide en que por lo menos tiene un casero «implicado, que está atento por si se estropea algo y hay que repararlo». «He tenido otros que parecía que te hacían un favor si se rompía la ducha», afirma la joven de 29 años, que prefiere no decir su apellido.

Esos 790 euros que paga se han convertido en inasumibles para Selene, que trabaja en comunicación. Sucede que Selene regresó en 2020 a la provincia después de vivir un tiempo en Londres. Volvió porque a su madre le detectaron cáncer y decidió, junto a su hermana pequeña, irse a vivir las tres juntas. Fue ahí cuando encontraron este apartamento en Castelló. Lamentablemente, su madre falleció en 2022 y luego su hermana se ha ido de casa. Así que, para hacer frente al gasto del alquiler, el novio de Selene se ofreció a pagar una parte del mismo a pesar de que él vive en València. «Si yo estuviera sola, no podría», dice de forma tajante. Ambos piensan mudarse juntos en un futuro, pero ahí está la otra muralla a superar: la hipoteca.

«Ahora mismo una hipoteca para chavales jóvenes está complicada, hay poca oferta y una gran demanda. Yo no tengo cientos de miles de euros en el banco, pero otras personas sí, así que contra ese dinero no puedes hacer nada», subraya. Luego, bromea diciendo que ya tiene ganas de que si adopta una perrita y se orina sin querer en el suelo, «no tener miedo de que el casero diga algo». «¡Quiero que las paredes sean mías!», dice y suena como un grito al cielo que espera que alguien oiga.

Sin independizarse pero ahorrando

En contraposición al caso de Selene está el de Fidel Martínez, también de 29 años y natural de la Vall d’Uixó. «Yo he estado un tiempo trabajando fuera como forestal y, como siempre estaba en pueblos pequeños, como Vistabella o Aiora, los alquileres como máximo han sido de 300 euros e incluso, durante un tiempo que compartía, pagaba 80», dice.

El año pasado, a Fidel le salió una buena oferta de trabajo en una fábrica de Nules. Entonces, cuando miró los precios de los alquileres en la Vall, decidió que no le salía rentable. Prefirió, como tantos otros, volver a casa de sus padres, donde actualmente vive con su madre. «Y ahora estoy ahorrando más de 1.000 euros al mes, de media», destaca. 

Fidel Martínez prepara unas rosquilletas con su madre, con la que vive.

Fidel Martínez prepara unas rosquilletas con su madre, con la que vive. / P. R. O.

Ese parece ser el precio de tener o no tener independencia. Con sueldos similares, los 790 euros que quema Selene en alquiler por su opción de seguir independizada se los reserva Fidel para el futuro. Se lleva bien con su madre, paga las derramas y lo que sea necesario en casa, y la convivencia no es pesada, pero Fidel incide en que «lo decisivo para volver a casa fue el mercado inmobiliario». «Pensé ‘me voy una temporada a casa que tampoco pasa nada’», añade.

Cláusulas abusivas y anuncios descarados: ¿4º sin ascensor? Cardiosaludable

Algunas descripciones de viviendas dejan en bastante mal lugar a sus anunciantes. Un 4º piso sin ascensor que vale 990 euros en la calle Navarra de Castelló se oferta como «cardiosaludable». Entre paréntesis, indica que esto significa que es «sin ascensor». Es cardiosaludable, sí, si la persona no se infarta subiendo.

Anuncio donde se oferta en Castelló un piso "cardiosaludable", que en realidad signfica que es una planta cuarta sin ascensor.

Anuncio donde se oferta en Castelló un piso "cardiosaludable", que en realidad signfica que es una planta cuarta sin ascensor. / MEDITERRÁNEO

Por otro lado, un piso en la calle San Martín de Porres de Burriana indica que no aceptan «ni mascotas, ni niños». Las cláusulas ‘anti-niños’ no son legales

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