Las lluvias no se traducen en reservas

El Gobierno pide a los ciudadanos reducir el gasto de agua a 90 litros por día por la sequía

La Marina Baja entra también en emergencia por la escasez hídrica, que no palían las últimas lluvias, en el tercer año más seco en tres décadas y se suma a la Marina Alta, Cenia-Maestrazgo y Palancia

Imagen del embalse de María Cristina, en l’Alcora, esta pasada primavera.

Imagen del embalse de María Cristina, en l’Alcora, esta pasada primavera. / TONI LOSAS

Minerva Mínguez

La sequía por la ausencia continuada de lluvias sigue avanzando por la Comunitat pese al episodio explosivo del pasado lunes. Así, la Confederación Hidrográfica del Júcar incluyó este miércoles a la Marina Baja en la situación de emergencia por escasez hídrica, que se suma a los que ya estaban: Marina Alta, Cenia-Maestrazgo y Palancia. Cuatro de los nueve que comprenden la demarcación. El organismo de cuenca aprovechó para recordar la necesidad de recortar los usos urbanos no esenciales y reducir el consumo ciudadano a 90 litros al día con duchas más cortas, lavadoras o lavavajillas al máximo y cerrando el grifo cuando sea indispensable.

El abastecimiento está «garantizado» en la Marina Baja grancias a las plantas desalinizadoras de Mutxamel y de la Mancomunidad de Canales de Taibilla, como se incidía desde la CHJ. Las restricciones solo se contemplan por el momento para el regadío, como ya ocurre en puntos del norte de Castellón. «Somos conscientes de que existen problemas, pero se trata más bien de problemas estructurales, evidentemente agravados por la sequía», señalaba el presidente del organismo de cuenca, Miguel Polo. «En la mayor parte del territorio no habrá problemas, pero conviene ahorrar lo máximo posible», apuntaba. 

Lo cierto es que los indicadores han empeorado en los últimos meses. Es el caso de sistemas como el Vinalopó-Alacantí y Serpis, que pasan a situación de alerta por escasez hídrica. De ahí que la CHJ haya vuelto a instar a los municipios de más de 20.000 habitantes a poner en marcha las medidas contempladas en sus planes de emergencia ante situaciones de sequía. Entre ellas, un menor gasto de agua en fuentes ornamentales o baldeos de calles, mínimo riego de jardínes o por la noche, limitar o prohibir el lavado de coches o el llenado de piscinas. Ponerse en contacto con grandes consumidores industriales u hoteleros para reducir el consumo dentro de lo posible es otra de las recomendaciones.

En las antípodas del 2022

La situación, con ser preocupante, esquiva las restricciones que en su día contempladas para Cataluña o Andalucía. El sistema Júcar, el más grande de toda la demarcación, tiene sus reservas por encima de la media de los últimos años gracias a la copiosa primavera del 2022. No puede decirse lo mismo del Túria, con el volumen de agua embalsada más bajo de estos seis años. En «situación crítica» siguen el Cenia-Maestrazgo o el Palancia mientras que el Mijares se encuentra muy lejos de los valores de normalidad.

Las lluvias

Las presas del Júcar están por encima del 51% de su capacidad, que unido a la ausencia de pluviometría obligan a limitar el regadío. Circunstancia que se agrava en la cuenca del Segura, con los pantanos al 22,4%, con diez semanas consecutivas perdiendo agua. El actual año hidrológico es el tercero más seco de los últimos 33. n

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