Integración vecinal

El caballo de Troya arde en unas fiestas de Castellón

Un año más, Salvador Castelló crea una ‘foguera’ única en la localidad, un monumento ideado, diseñado y ejecutado por él mismo, con la ayuda e implicación de sus vecinos

Salvador Castelló (en el centro), junto a vecinos y su monumento.

Salvador Castelló (en el centro), junto a vecinos y su monumento. / Mediterráneo

Salvador Castelló lo ha vuelto a hacer. Los logros que hay que reconocerle a este vecino de Nules son varios. El principal, haber transformado la forma en la que los residentes en su calle, la de Els Dolors, viven las fiestas de su barrio, el de Sant Joan, que ayer organizó una de sus citas emblemáticas, la cremà de las hogueras.

El protagonismo de Castelló en esta parte del programa se lo ha ganado a pulso. De hecho, desde hace varios años ha sido capaz de generar una expectación ante la que no defrauda. La pregunta siempre es, «¿y este año qué habrá hecho?». Ese interrogante no tardó en resolverse, cuando Salvador, con la implicación de sus vecinos, inició el montaje de su foguera, un monumento impresionante en cuanto a diseño, ejecución y mérito.

La representación histórica del caballo de Troya en Nules.

La representación histórica del caballo de Troya en Nules. / Mònica Mira

A base de cartón, pintura y una ilusión que no se puede medir, igual que dio forma a una visitable casa de Bob Esponja, a la Perla Negra de Piratas del Caribe o a un espectacular caballito de mar, este año ha levantado un caballo de Troya con mucha vida interior.

El mínimo detalle

Salvador no se limita a crear una pieza central que llame la atención, le da otra dimensión a través de los personajes que forman parte de una narración que sucumbirá a las llamas. Es su destino, pero antes habrá hecho feliz a su autor y habrá sembrado la admiración entre las cientos de personas que pasan por la calle Els Dolors para ver en vivo esta singular foguera.

A lo largo y ancho del barrio son numerosas las hogueras, algunas más rudimentarias, otras más elaboradas, como la que recuerdo a los populares minions y a Gru, su no tan villano jefe. Todas ellas son una muestra de la esencia de estas fiestas, en las que los vecinos conviven, comparten y se divierten juntos, el cómo acaba siendo un poco lo de menos.