Opinión

Terreno abonado

Estoy hastiado del engendro en que se ha convertido X, a la que yo sigo llamando Twitter pensando fútilmente que mi rebeldía hiere a su propietario, Elon Musk. Sé que no soy el primero: muchos tuvieron su particular línea roja que les hizo abandonar toda esperanza de un ágora saludable.

Pero, qué quieren que les diga, para mí el punto de quiebre ha sido la última modificación del algoritmo, en el que ganan prioridad los usuarios verificados (es decir, los que han pagado por la red social con el objetivo de conseguir más visibilidad o de monetizar sus comentarios). Y, por lo que sea, quien ha conquistado ese terreno antes que nadie ha sido un ejército de traders de criptomonedas y veinteañeros nostálgicos de dictaduras.

Parecen memes inofensivos

Son incontables las veces que me aparecen memes cuyo autor tiene como objetivo aspiracional ser como Hitler o Franco (sin ser ni buscar yo nada de eso).

La semana pasada, la divulgadora científica castellonense Rocío Vidal, Gata de Schrödinger, accedió a debatir con negacionistas (conspiranoicos de todas las clases) en el podcast de Jordi Wild y los tuits más viralizados fueron aquellos en los que el participante negacionista aparentaba salir victorioso (por más grande que fuera su sandez). Parece inofensivo, pero todo eso es ya terreno abonado. Especialmente para los más jóvenes. 

Pablo Ramón Ochoa es periodista