Opinión | BUENA PREGUNTA

Sumergidos en la IA

En el año que cumple ahora la columna Buena pregunta que tiene delante, no ha habido semana sin respuestas en el área de la inteligencia artificial. El cambio de marcha de la rama generativa que vivimos a finales de 2022, ha traído un aceleramiento sin precedentes en la industria tecnológica cuyos efectos transformadores veremos de manera transversal en nuestra sociedad. La IA tiene el carácter disruptivo que antes tuvo el fuego, la electricidad, la rueda, la máquina de vapor o, más recientemente, internet, que, pese a no llevar tanto en nuestras vidas (muchos crecimos sin ella o con un acceso anecdótico) transformó radicalmente la forma en la que nos relacionamos.

Un océano insondable

La IA ha venido para quedarse, lo cual es una oportunidad innegable para nuestra especie en general (nos llevará a otro nivel en la ciencia, la tecnología, la medicina o la investigación), nuestro futuro profesional y personal (nos rodearemos de asistentes virtuales y físicos en cualquier tarea).

Pero la IA es como un océano insondable, capaz de proporcionar recursos y beneficios exponenciales, pero cuyo oleaje y misterios ocultos se vuelven más peligrosos a medida que nos adentramos en él. Algunos de sus efectos se vislumbran complejos e incluso dramáticos para nuestro planeta: su impacto ambiental es insostenible. Sin ir más lejos, Google ha revelado que sus emisiones de efecto invernadero han aumentado un 48% en los últimos cinco años, y el principal causante es claro: el consumo de electricidad de los centros de datos potenciado por el procesamiento de la IA. Esta tecnología requiere de un ingente consumo energético para funcionar, y su propio desarrollo tiene este doble filo tan peculiar: es potencialmente bueno para nuestra sociedad, pero sus centros de datos consumirán casi el 5% de la energía mundial en 2030, casi tanto como Japón, o 6,6bn de metros cúbicos de agua en 2027, dos terceras partes del consumo anual de Inglaterra. Su desarrollo responsable debería ser prioritario, o la IA podría llegar a poner en riesgo la humana.

Director y Chief Strategy Officer de Twelfhundred. Profesor de la UJI