En Castellón estamos tan acostumbrados que no le damos muchas vueltas, pero a los foráneos no deja de sorprenderles que un municipio de nuestra provincia se llame Alquerías del Niño Perdido. “¿Desde cuándo llevarán buscándolo?”, piensan.

Como es sabido, el nombre de la localidad viene de la imagen de Nuestra Señora del Niño Perdido, que los frailes de Caudiel dejaron en el oratorio de Bonretorn en 1683. Una imagen sacra une, de este modo, los dos municipios, si bien existen, en realidad, varias efigies de la Virgen. ¿Por qué se la llama así? Parece ser que su origen comienza en las obras apostólicas que San Vicente Ferrer fundó en Valencia y que tenían como objeto atender a los niños huérfanos. De ahí el “niño perdido” de su nombre, si bien antes era conocida como la Virgen del Colmillo.

Bajo el reinado de Carlos V el orfanato atendía a los hijos de los moriscos convertidos y, tras su expulsión en 1609, pasó a manos de los agustinos descalzos. En 1627 estos trasladaron la imagen al Colegio que la orden había fundado en Caudiel. H