En la larga singladura anterior en Segunda B, hubo un jugador que dejó una huella especial. Se trata de Paco López, cuyo destino, ahora en los banquillos, se cruza con el del Castellón, después de que llegaran a emparejarse al principio del verano, cuando el club albinegro le quiso para dirigir el actual proyecto, pero su elevada cláusula de rescisión del Alcoyano impidió que la operación cristalizara.

El delantero de Silla fue uno más del trasvase Ciutat de València-Castalia de las últimas décadas. Aterrizó en verano de 1995 y, pese a que fueron años difíciles, nadando a contracorriente para ni siquiera acceder a la lucha por el ascenso, el ahora entrenador peladillero siempre fue muy querido por la grada, que cantaba lo de “¡Paaaco, Paaaaco, López, López!”.

El atacante había acreditado buenos números en sus clubs anteriores (cantera del Valencia, Torrent, Hércules y el propio Levante). Como albinegro, firmó 28 tantos en tres temporadas, repartidos así: siete en la 94/95 (compartió el rango de máximo realizador con Edu Arnau), cinco en la 96/97 para explotar en la 97/98 con 16 goles. Una cifra que le valió su marcha al Murcia.

Allí comenzó a encaminar sus pasos hacia los banquillos, aunque no colgaría las botas hasta 2002, después de tres campañas en Benidorm. Así, obtuvo la titulación juvenil en el 98; la regional, dos años más tarde; y la nacional, en 2004. Ha dirigido al juvenil del Villarreal (04/05), Catarroja (05/08, 3ª), Benidorm (08/09, 2ª B) y Alcoyano, donde cumple su segunda campaña. H