Los alumnos de 1º del ciclo formativo de electromecánica de vehículos automóviles del instituto de Formación Profesional de Burriana tienen muy claro qué es eso de la cultura del esfuerzo y han recibido esa lección de uno de sus compañeros: Sergio García Dols, un estudiante como ellos, que llegará tan lejos como se proponga en sus objetivos deportivos, a base de trabajar mucho por alcanzarlos.

Cuando un deportista sube a lo alto del pódium --como le sucedió a él al lograr en Cheste su primer triunfo en un mundial--, su círculo más cercano vive como propio el éxito, es algo inevitable, incluso cuando no conocemos al campeón, la proximidad nos enorgullece. Pero nadie mejor que quienes comparten con él su día a día, más allá de las motos, para saber que detrás de las celebraciones y de los trofeos hay muchas horas de trabajo y otras tantas de sacrificios, que el benjamín de la categoría Moto3 ha decidido asumir, convencido de que el que algo quiere algo le cuesta y de que tan importante son las metas deportivas, como labrarse un futuro profesional.

Visita sorpresa

Este fin de semana, a Sergio le esperaba una sorpresa en los boxes del circuito Ricardo Tormo de Cheste (València): todos sus compañeros de clase y su profesor, Vicente Serra, quisieron estar a su lado y presenciar su entrenamiento en los test de final de temporada. El cómplice fue su padre, cuyos éxitos ya está emulando su digno heredero, a quien no dudan en describir como «el Márquez de Castellón».

Quien ya ha pasado de ser una joven promesa del motociclismo a un campeón con muchas opciones en futuras competiciones, hizo de guía para sus compañeros, a quienes les mostró las instalaciones del circuito, así como las motos «que con tanto deseo han seguido semana a semana en las carreras del campeonato», explica Serra en nombre de sus alumnos de electromecánica.

Por él pudieron saber que ya está trabajando para mejorar tiempos cara a la próxima competición, que se iniciará el 8 de marzo en Qatar, una meta a medio plazo que seguirá compatibilizando con sus estudios «que le pueden ayudar tanto en su trayectoria deportiva como en su vida profesional», dijo su profesor.

Vicente Serra quiso incidir en «el gran sacrificio que está haciendo para estudiar y competir», un tiempo que ha aprendido a gestionar mientras otros muchos de su edad se dedican a dejarlo pasar centrados en aspectos más triviales acordes a una edad en la que parece que los sueños siempre están lejos.

Con solo 16 años, les ha demostrado que no tiene por qué ser así. Sergio está encadenando hitos deportivos históricos para la provincia de Castellón, dando pasos de gigante en su carrera personal. En una posición en progresión ascendente en las últimas competiciones, ya ofreció un aperitivo inolvidable para la afición con su primer podio en el Mundial cuando entró segundo en Malasia a principios de noviembre, un mes que recordará, posiblemente, el resto de su vida, como les sucederá también a sus amigos.

Serra asegura que la experiencia de estar con Sergio en el circuito «ha sido única para los alumnos, es algo que posiblemente no se volverá a repetir nunca», en especial «porque la han compartido con él, con un compañero de clase, en un lugar donde hasta ahora solo lo habían visto por la tele».

Nada es comparable a la gratificación de verse en lo más alto de un podium mundial, pero sentirse reconocido y admirado por sus iguales, en plena adolescencia, también le dejará una huella imborrable.