Medio año en el poder

Los convulsos seis meses de Milei al frente del Gobierno en Argentina: penurias sociales, recesión, peleas y discursos mesiánicos

La ultraderecha no ha logrado que el Congreso sancione por el momento ninguna de sus propuestas

El presidente de Argentina, Javier Milei

El presidente de Argentina, Javier Milei / Europa Press/Contacto/Daniel Bustos

Abel Gilbert

Una extraña ola de calor invade la capital de Argentina a las puertas del invierno, signo de anomalía meteorológica en un país donde lo insólito e imposible se ha vuelto parte de la normalidad en los últimos seis meses. Javier Milei cumple medio año como presidente al compás de una crisis de gestión que lo obligó a desprenderse de su jefe de ministros, Nicolás Posse. La súperministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, está al borde del precipicio después de un escándalo de la falta de provisión de millones de toneladas de alimentos a los más necesitados. Unos 30 funcionarios de segunda y tercera línea abandonaron el barco de la ultraderecha y se esperan nuevas deserciones. Ocupado más por la construcción de su figura de profeta global, autorizado a "advertirle al planeta" sobre los peligros socialistas, Milei desdeña los asuntos diarios de la gobernanza, salvo para lanzar sus insultos contra las "ratas" que obstaculizan su programa radical en el Congreso y amenazar con un veto a toda iniciativa adversa al grito "me importa tres carajos".

El anarcocapitalista se siente inmune a los efectos del derrumbe económico, la desesperación social y la propia deriva de sus acciones. Las encuestas muestran de que al menos la mitad de los consultados siguen confiando en sus promesas mesiánicas al amparo de "las fuerzas del cielo", acaso porque todavía no pueden desprenderse del recuerdo de las enormes frustraciones precedentes. La oposición, en tanto, se muestra impotente y perpleja ante un nuevo tipo de liderazgo que se compara con Terminator, dice venir de "un futuro apocalíptico" y se ve a sí mismo como un "topo" que se ha infiltrado en el Estado para destruirlo.

Los primeros seis meses libertarios han sido vertiginosos y desconcertantes. Aquel 10 de diciembre que Milei prestó juramento de espaldas a la legislatura, símbolo inequívoco de la "casta" que tanto odia y necesita, queda muy lejos en el tiempo. "El experimento libertario entró en una nueva fase de su recorrido extravagante", dijo Ignacio Fidanza, columnista de 'La Política Online'. "Punto de inflexión", señaló 'La Nación'. Ernesto Tenembaum, un conocido presentador radiofónico y columnista de 'Infobae', advierte una "prematura descomposición" del proyecto que intenta llevar a Argentina a los días de esplendor agropecuario de fines del siglo XIX. Milei entra "en un territorio incierto", con un respaldo que se mantiene sólido pero también "con un equipo diezmado y envuelto por problemas económicos, financieros, políticos y, sobre todo, morales".

La ultraderecha no ha logrado que el Congreso sancione por el momento ninguna de sus propuestas. La cámara de Diputados acaba de aprobar un proyecto que mejora las pensiones con dos terceras parte de los votos. Milei, a estas alturas, no sabe si el Parlamento aprobará la Ley Bases que le otorga facultades excepcionales para desguazar el Estado. El mismo destino incierto le espera al Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU).

Los números del semestre

El ejercicio del poder no ha supuesto el abandono de las fórmulas y las abstracciones de la teoría económica que lo distinguieron en las tertulias televisivas y constituyen su lengua madre, al punto de reconocer, durante la presentación de su libro, que las ecuaciones y postulados tienen para él una "belleza matemática" capaz de superar en atracción y disfrute a su "primera Playboy". Los discursos enrevesados se dan de bruces con los números del presente, mucho peores de los que sellaron la suerte electoral del peronista Sergio Massa. La moneda nacional se devaluó un 118%, la inflación acumulada desde diciembre es 107%. El ministro de Economía, Luis Caputo, lleva adelante un furioso plan de ajuste que ha conseguido domar el déficit fiscal pero a costa de postergar pagos a proveedores del Estado, no pagar a los importadores y congelar las pensiones.

Alfonso Prat Gay ocupó el mismo cargo que Caputo en el Gobierno de centro derecha de Mauricio Macri (2015-19). A su criterio, Argentina padece un cuadro de "hiperrecesión". La economía se ha derrumbado casi seis puntos en los primeros cinco meses. La construcción se ha desplomado un 37% en abril, la industria, un 16,6% y el consumo otro 14%. Se trata de indicadores propios de la pandemia en su momento de mayor restricción de las actividades. El sector privado ha perdido 63.000 puestos de trabajo. Unos 25.000 empleados públicos fueron echados. Milei quiere, "motosierra" mediante, llevar el número a 75.000. Por lo pronto, el paro es de dos dígitos.

Implosión social

De acuerdo con la Universidad Católica Argentina, la cantidad de pobres pasó del 44% de la población en diciembre al 55,5%. "La gente va a decidir de alguna manera para no morirse de hambre", dijo el presidente. "Hay un gozo de la crueldad", ha advertido la escritora Claudia Piñeiro, autora de La viuda de los jueves. El Gobierno ha interrumpido en nombre de la "motosierra" la provisión estatal de medicamentos para pacientes con patologías críticas, entre ellos los oncológicos. Se contabilizan en siete las víctimas fatales de esa indiferencia.

Según el dirigente social Juan Grabois, el Gobierno "es congruente con su filosofía, la filosofía del derecho a morirte de hambre". Eso significa "que si la gente no quisiera pasar hambre, tendría que trabajar 18 horas por día, prostituirse, vender órganos, ejercer su libertad para rebuscárselas (encontrar una solución) ". Grabois, quien encabezó las denuncias contra el Ministerio de Capital Humano por no responder a las demandas de asistencia alimentaria, asegura que en Argentina hay "una implosión, que es el peor de los estallidos. Estamos en un proceso de autodestrucción como sociedad".

"Occidente debe recuperar las banderas que lo convirtieron en el proceso civilizatorio más próspero de nuestra historia: la defensa de la vida, la libertad y la propiedad de los individuos. Hoy dimos un paso fundamental en defensa de nuestras ideas", señaló tras el resultado de las elecciones europeas, convencido de que su palabra incidió en la votación. "Javier Milei despertó a todo el mundo. Prócer de la libertad. Héroe de la humanidad", dijo un seguidor en X y el presidente replicó ese comentario. Como hombre que odia al Estado, el encuentro entre estadistas no le atrae. De hecho, cinco de sus ocho viajes fueron a Estados Unidos, donde se vio con el exmandatario Donald Trump, el magnate Elon Musk y los principales referentes de Silicon Valley. Ha salido de Argentina por cuestiones religiosas, ligadas al judaísmo ortodoxo o en calidad de agitador en un acto de Vox. Su enfrentamiento con el jefe de Gobierno de España, Pedro Sánchez, estuvo precedido de guerras retóricas con los presidentes de Colombia y México, Gustavo Petro y Andrés López Obrador.

En este contexto, sostiene Jorge Jontevecchia, director del diario 'Perfil', adquiere su significado cabal la figura de Terminator, el personaje de la película de James Cameron interpretada por Arnold Schwarzenegger con el que se compara el anarcocaptalista. "La traducción de Terminator es exterminador. Veremos adónde le conduce el odio que siente por el Estado y qué logra exterminar Javier Milei".

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