Entrevista

Mar Suy, expatinadora campeona del mundo: "Tengo siete medallas mundiales y me seguía pagando la cuota y los viajes"

La deportista catalana forma parte de aquellas que siempre han estado, pero a las que no siempre se ha querido mirar

La patinadora Mar Suy fotografiada en el Club de Patinatge Artistic de Girona.

La patinadora Mar Suy fotografiada en el Club de Patinatge Artistic de Girona. / JORDI COTRINA

Laia Bonals

Tener que dejar el deporte que te ha llevado a lo más alto es complicado. Más allá de tomar la decisión de decir basta, que de por sí ya es difícil, también hay que tener en cuenta la repercusión a nivel global. Mar Suy (Girona, 1999) tomó la decisión el pasado invierno. Dejó el patinaje tras siete medallas mundiales. No fue porque no amara su deporte, sino porque los gastos y el sacrificio añadido la ahogaban.

-¿Cómo han sido estos últimos meses?

-Estoy bien. Un poco estresada, porque los últimos mese han sido un poco movidos. Me han operado de las cuerdas vocales y he tenido que hacer reposo durante un mes y medio. Además, en el tema trabajo estoy haciendo substituciones en una radio y también trabajo fijo en una televisión. Combinarlo todo ha sido difícil. Deje el patinaje justo por eso, porque era lo que no me entraba dentro de esta vorágine de cosas que tenía que hacer sí o sí para mi futuro. 

-¿La decisión fue difícil?

-Mucho, pero es verdad que en este último año no era lo mismo. Me gustaba lo que hacía, el ir a entrenar, pero pensar que tenía que hacerlo me daba mucha pereza. La vida ya no me estaba acompañando. Entre que trabajaba, que los horarios de patinaje son siempre tarde y tenemos que estar siempre todas. Era incompatible y además estaba agotada. Tenía que tirar de un equipo del que no sabía si quería. Sabía que tenía que hacerlo, pero mu cuerpo me estaba diciendo basta. Ahí fue cuando supe que tocaba hacer una pausa. No sé si volveré más adelante o no, pero ahora necesito descansar y dejar reposar los patines. 

-¿Fue duro anunciarlo?

-La verdad es que el momento fue fácil, ya que a la vez también se marchaba mi entrenadora que lo había sido desde 2010. Además, se iba la segunda entrenadora y unas 10 o 12 chicas también se fueron. No me costó dar el paso. Hacía meses que les decía que lo dejaba. Algunas me decían que ellas también, otras que no lo tenían claro y otras que se quedaban y me decían que me quedaban. Como nos íbamos muchas y la entrenadora, había la sensación general de que se terminaba una etapa. La gente lo entendió fácil. 

-¿Y cómo fueron las semanas de después?

-Un descanso, la verdad. Yo no podía más. En el momento que vas diciendo que te irás parece que no pasa nada, que la vida seguirá y tú no lo echarás de menos. Es mentira. Cuando volvimos de Colombia, que fue mi último Mundial, me puse a pensar la cantidad de cosas que me había dado el patinaje, como me había marcado la vida. Cuando me doy cuenta de que todo eso lo paro, lo dejo atrás, es un duelo. Estuve llorando una semana solo de pensarlo. Me pellizcaba el corazón. 

-Ha conseguido muchos títulos, pero no se os ha dado mucha repercusión. 

-Han faltado cosas. Yo misma trabajo en los medios de comunicación y más allá de los medios de Girona, que sí que apuestan un poco más por el deporte de su ciudad, sí que falta repercusión en los medios nacionales. De patinaje se habla muy poco, como mucho cuando quedábamos campeonas del mundo. Hay que hacer un cambio por lo que respecta al deporte femenino, porque hay muchos que están invisibilizados. Le dedicas muchas horas y hay mucho sacrificio. 

-Le dedica muchas horas, mucho sacrificio, pero la gente no os ve.

-Muchísimo. En el patinaje tú no cobras. Tú pagas cada mes y eso es un agravio. Cada mes tienes que pagarte tu vida cuando además tienes que pagar una cuota mensual y te pagas los viajes. Yo tengo la suerte de que mis padres me han podido ayudar, pero claro es mucho dinero. Las subvenciones que recibimos no son suficientes para cubrir un equipo de 24 chicas y dos entrenadoras que tenemos que ir a Colombia, Argentina, China... Tengo 7 medallas de campeona del mundo y tengo que pagarme los viajes y la cuota del club. No está reconocido. Dices mi nombre y nadie me conoce. 

-Recursos, dinero e inversión.

-Además, nos gustaría que se mirara un poco las instalaciones donde tenemos que entrenar. Eso se lo digo al Ayuntamiento. Compartíamos pista con el hockey, dos equipos potentes. Es muy complicado compaginar los horarios y a veces nos hacían ir a entrenar a pista exterior, con arena o lluvia. Estaría bien que el Ayuntamiento nos facilitara una pista donde entrenar, sería un placer. 

-¿Cómo repercute eso en los equipos?

-Hay una crisis de muchas chicas que la final lo dejan. Eso hace que el show se va muriendo porque cada vez es más difícil encontrar chicas que lo quieran hacer. 

-¿Si hubieras podido vivir del patinaje, lo hubieras dejado? 

-No. Es que me hubiera quedado. Yo lo dejo porque me quemo de tener que hacer tantas horas fuera de la pista, de trabajo, de buscar horas par ami vida personal. Si a mí me dicen que puedo vivir del patinaje, tener un sueldo, lo haces diferente. No tendría que compaginarlo con mil cosas más.

-Y ha decidido dedicarse al periodismo. 

-Es una decisión que me costó. Estaba en bachillerato y estaba entre medicina y periodismo. Miraba mucho Anatomía de Grey y me gustaba mucho todo el mundo de abrir personas [ríe]. Hice la selectividad y me quede a pocas décimas de entrar a medicina y me apunté a odontología. La aguanté 6 meses porque me di cuenta de que no me gustaba entrar en la morgue. Eso que me había imaginado yo de la serie no era la verdad, como se podía intuir. Me cambié a periodismo y aquí estoy.

-La vida de periodista tampoco es que sea mucho más tranquila. 

-Es una locura, pero agradezco al patinaje los valores que me ha dado, como el ser estricta, constante y perseverante. Es una cosa que aplico en el trabajo ahora que estoy haciendo más horas de lo que sería una jornada laboral normal de 8 horas. Yo creo que lo aguanto por todo lo que he vivido en el patinaje. No desde el punto de vista negativo, eh. Ha sido duro, pero me ha aportado muchos beneficios.